Gran indignación se vive por estas horas en la localidad de Inés Indart, en el partido de Salto.

Una mujer, oriunda de allí, falleció mientras se encontraba en la Ciudad de Buenos Aires. Como si la muerte fuese poca cosa, la familia de la víctima debió lidiar, además, con la insensibilidad de las autoridades de la Cooperativa Eléctrica del pueblo, quienes se negaron a cumplir con el servicio de sepelio, incluyendo el traslado al cementerio.

El cuerpo de la mujer fue trasladado en ambulancia hasta la puerta de la casa velatoria de la entidad eléctrica donde debía ser recibido por los empleados para realizar los preparativos y posterior traslado a la necrópolis local.

Sin embargo, llegada la unidad sanitaria a la localidad, los familiares se encontraron con la negativa por parte de la Cooperativa, aludiendo que no tenían ataúd para fallecidos por Covid, y sin más, los dejaron en la puerta sin ni siquiera abrir la sala mortuoria.

Un servicio de sepelio debe garantizar la dignidad en el trato y respeto al difunto y a los deudos y así resguardar la oportunidad de entierro digno para todos los habitantes. En este caso, nada de eso se cumplió en la Casa de sepelios de Ines Indart.

La familia, con la ayuda de Julieta Cantero, delegada municipal de Indart, tuvieron que solicitar a la Municipalidad de Salto que les enviara un féretro. Inmediatamente, Camilo Alessandro, secretario general del Gobierno local, dispuso todo lo necesario, como así mismo, los equipos para que los empleados municipales coloquen el cuerpo dentro del féretro para luego subirlo a la camioneta propiedad de la delegada municipal y trasladarlo al Campo Santo para realizar la inhumación, tareas que le correspondían a la Cooperativa.

Cabe señalar que dentro de las facturas emitidas por el ente que provee energía eléctrica se encuentra el abono del servicio de sepelio. Tristemente a la Cooperativa no le importó esto ni el dolor de una familia.