Algo de alivio

El río está bajando

Finalmente, y agradecidos los saltenses, se pueden dar mejores noticias en cuanto a estas crecidas que tanto han acechado a la ciudad.

El fin de semana si bien se esperaba que crezca aún más el rio, el panorama fue muy distinto, bajando su nivel notoriamente, al punto de estar casi encasillado dentro del cajón habitual en la mañana de este lunes.

Las casi 350 personas evacuadas, más los autoevacuados que se alejaron de sus hogares como consecuencia del agua, poco a poco irán volviendo, comenzando una vez más la etapa más difícil: la de la reconstrucción.

Este proceso, del que tanto hablamos pero que nunca termina de ser entendido por quienes no lo han vivido, es una situación en la cual quienes se inundaron debe reencontrarse con lo que dejó el agua. Allí está latente la desolación y el amontonamiento de sensaciones devastando cualquier estado anímico, por más fuerte que sea.

“Una vez más volvemos, pero esta vez ya hartos de tanto dolor. Queremos estar tranquilos y lamentablemente no se puede. Sabemos que el agua no se detiene con nada y que por más que se hagan obras esto va a seguir pasando porque ya está establecido que así sea, de acuerdo a la ubicación de las casas y su cercanía con el río”, explicó una familia alojada en uno de los centros de evacuados.

Por su parte, algunos autoevacuados que se acercaron a ver la zona  para comenzar con las tareas de limpieza y desinfección no tenían más que palabras de queja, dolor y, por qué no decirlo, resignación.

“Hemos querido vender nuestra casa para alejarnos de esta pesadilla pero el que la compra da dos pesos y generalmente son más los peros que las ventajas, dado que es hoy una zona de riesgo. No nos queda otra que seguir peleando contra este enemigo que siempre nos gana”, comentó una familia de barrio Trocha.

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